Por: Alessandro Lanata
Para empezar. Comience el 24 de diciembre con un desayuno saludable que consista en avena, pan integral, frutos secos, leche de almendras, jugo de papaya con plátano y linaza (licuada), o una combinación de ensalada de frutas cubierta con canela y endulzada con miel.
Dulce reemplazo. Procure preparar el puré de manzana con el mínimo de azúcar posible o utilice stevia en reemplazo, pero pruebe constantemente el nivel de dulzor mientras lo prepara. Evite usar edulcorantes artificiales porque son dañinos para la salud.
De lo rico, poco. Considere que el panetón es, principalmente, una combinación de harina con azúcar, y por eso debe consumirse con mucha moderación y solo “para darse un gusto”. Esta regla también rige para disfrutar de la cena navideña. Utilice platos más pequeños de lo habitual para controlar la cantidad de comida que se sirva, pues ello produce una sensación de saciedad que ayudará a regular su apetito.
Limpieza total. Si la cena de Nochebuena fue abundante, dele tiempo a su cuerpo para depurarse de los excesos: evite frituras, carnes rojas, bebidas alcohólicas y harinas refinadas por algunos días. Para eliminar las toxinas y mantenerse hidratado, beba agua con limón, sin azúcar. O visite a su naturópata para que elabore una dieta de desintoxicación acorde con sus necesidades.
Para aumentar la probabilidad de consumir una comida balanceada, recuerde que es mejor servirse poco de muchos platos, que bastante de una sola opción.
