Aparte de darle un color vivo a los distintos platos donde se utiliza, el licopeno que contiene el tomate es un antioxidante que ayuda a combatir enfermedades cardíacas y puede ayudar también a prevenir el cáncer de colon. Estudios recientes demuestran que el licopeno ayuda a mantener la masa ósea y precave la osteoporosis.
El tomate también tiene salicilatos, unos químicos naturales que funcionan como anticoagulantes. También es rico en otros antioxidantes como la vitamina C, la quercetina, y la luteína, siendo los dos últimos importantes para el mantenimiento de la salud del corazón y los ojos.
Mientras más rojo y maduro esté el tomate más rico será en licopeno. Según estudios realizados por la Universidad de Ohio EE.UU., la absorción del licopeno y otros carotenos del tomate incrementa al ser consumidos con aceites de buena calidad como el aceite de oliva.
La cáscara es más rica en nutrientes que la carne y la parte interna de las semillas abunda en salicilatos. Lo ideal es comprar los tomates orgánicos que no contienen pesticidas químicos para así evitar pelarlos.
