Por: Talía Lanata
Las conchas de abanico son una excelente fuente de vitamina B12, la cual tiene la capacidad de convertir la homocisteína (un químico que puede dañar las paredes de los vasos sanguíneos) en su forma benigna. Cuando tenemos niveles altos de homocisteína en el cuerpo existe un mayor riesgo de sufrir ateroesclerosis e infartos. Asimismo, los niveles altos de homocisteína también están asociados con la osteoporosis: un estudio reciente demostró que existe mayor incidencia de osteoporosis en mujeres con deficiencia de vitamina B12, lo que pone en relieve la importancia de consumir niveles óptimos de este nutriente.
Son ricas en omega 3, magnesio y potasio, tres nutrientes que aportan importantes beneficios al sistema cardiovascular. El omega 3 ayuda a prevenir coágulos de sangre, lo que quiere decir que favorece que la sangre corra con facilidad. El magnesio, por su parte, relaja los vasos sanguíneos para que la sangre fluya con mayor facilidad y, así, junto al potasio contribuye a mantener la presión arterial en balance.
Una dieta rica en vitamina B12 y omega 3 también puede proteger contra el cáncer de colon. La vitamina B12 ayuda a proteger a las células del colon de mutaciones como resultado de químicos cancerígenos.
Las conchas de abanico aportan selenio, mineral que ayuda a neutralizar los efectos dañinos de los radicales libres. Un exceso de radicales libres en el cuerpo debilita el sistema inmune y, por ende, nos hace más propensos a enfermarnos.
Las personas con un exceso de ácido úrico deben tener cuidado con su consumo de conchas de abanico ya que son una fuente de purinas (la degradación de purinas genera ácido úrico). Un exceso de ácido úrico puede resultar en problemas de salud como la gota o piedras al riñón.
