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Cocina con vino

Cocina con vino

 

Por Talía Lanata:


El antioxidante resveratrol que viene de la cáscara de las uvas rojas, contiene muchos beneficios para la salud. Entre ellos ayudar a promover la longevidad y retardar el progreso de enfermedades relacionadas al envejecimiento como el cáncer, el Alzhimer’s y la diabetes. 

 

Estudios confirman que consumir vino con moderación reduce el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares dilatando las arterias e incrementando el flujo sanguíneo, reduciendo así, el riesgo de formar coágulos sanguíneos. Adicionalmente las uvas contienen fitoquímicos que incrementan el colesterol bueno y así previenen que el colesterol malo incremente y dañe las arterias. 

 

Los mismos compuestos fenólicos que disminuyen el riesgo a contraer enfermedades cardiacas también pueden ayudar a suprimir el crecimiento de las células de algunos tipos de cáncer como el de mama y el de próstata. 

 

Otras investigaciones han demostrado que el consumo moderado de vino puede reducir el riesgo de desarrollar osteoporosis. Un reciente estudio similar publicado en la revista científica American Journal of Epidemiology, reveló que las mujeres que toman entre una y tres copas de vino al día tienen mayor densidad ósea que aquellas que no consumen alcohol y las que consumen alcohol en exceso. 

 

La clave está en la moderación, ya que mientras el consumo de vino con mesura ofrece beneficios para la salud, el exceso puede ser incluso mortal. Lo prudente es limitar el consumo a dos copas para el hombre y una copa para la mujer al día. 

 

Cocinar con vino puede realzar el sabor de las comidas sin aumentar las calorías del plato si es que se sustituye por el aceite. Es importante saber que al cocinar con vino éste pierde entre 60 y 95 por ciento del alcohol y así muy pocos de los beneficios relacionados al alcohol del vino permanecen. El resveratrol  es estable a las temperaturas altas así que éste no se verá afectado. Pero cabe resaltar que sí es sensible al oxígeno y a la luz, así que lo ideal es consumir el vino tinto poco después de abrir la botella. 

 

Se recomienda consumir vinos orgánicos libres de pesticidas y fertilizantes químicos, así como libres de sulfitos, un persevante artificial bastante alergénico.

 

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